
La mejor decisión suele ser la tuya. ¿Por qué? Porque es la tuya. Es suficiente razón.
Además, eres un tipo serio. Has estudiado el caso. Te has sumergido en montañas de información. Has devorado todo lo que estaba a tu alcance y al final has llegado a una conclusión: tu decisión.
Así es como se hacen las cosas. Se estudian, se interpretan y se toman decisiones. Es la forma lógica de proceder. Si lo haces así no puedes fallar… o sí.
Una secuencia de tres números
En la década de los 60, Peter Wason realizó un experimento interesante.
Cogió a un montón de voluntarios y les planteó el mismo problema. Les dio una serie de tres números (2-4-6) y les pidió que averiguasen qué regla seguía esta secuencia.
Para hacerlo, los voluntarios podían presentar secuencias de tres números a Wason para verificar que esas nuevas secuencias seguían la regla. De esta forma, confirmaban su hipótesis sobre la regla antes de hacerla pública.
Cómo trabaja nuestra cabeza
La mayoría de los voluntarios asumían que la regla era alguna sucesión de números pares.
Podía ser una simple sucesión de números pares y, entonces, presentaban una secuencia como 8-14-16 ó 10-18-28 ó… y Wason confirmaba que esas secuencias seguían la regla.
También podía tratarse de una sucesión de números pares con la misma diferencia par entre ellos. Entonces, 10-12-14 ó 16-18-20 o alguna otra combinación similar podía funcionar… Wason confirmaba que esas nuevas secuencias seguían la regla.
Por lo general, todos los voluntarios probaban con alguna secuencia más o menos similar a las que he comentado. Lo hacían hasta que se sentían lo suficientemente seguros como para dar su versión de la regla.
Finalmente, daban su solución con una gran confianza, pero todas las soluciones eran incorrectas.
Cómo son las cosas
Cuando los voluntarios recibían la primera secuencia de números (2-4-6), formulaban rápidamente una hipótesis: “La regla tiene que ser alguna secuencia de números pares”.
A partir de ahí, todos trabajaban para demostrar su hipótesis. Todos presentaban secuencias que respetaban esa hipótesis y, cuando recibían la confirmación por parte de Wason, reforzaban la idea sobre la validez de su hipótesis hasta que la hacían pública.
Todo tenía sentido, todo era lógico, pero era erróneo.
La regla correcta era muy básica. La regla consistía, simplemente, en incrementar números. Sencillo. Cualquier combinación de tres números donde el posterior fuese superior al anterior habría confirmado la regla: 1-2-3, 14-15-16, 5-6-100,…
Validar o Invalidar
¿Por qué? ¿Por qué ocurre esto? Bueno… ocurre porque la manera en la que procedemos siempre es más o menos similar.
Ante una situación, primero formulamos una hipótesis y después intentamos validarla. Intentamos buscar evidencias que nos confirmen que nuestra hipótesis es correcta. Es un mecanismo mental que se produce casi siempre.
Habría bastado con presentar alguna secuencia de tres números que incluyese un número impar (2-3-4, 3-5-6,…) para demostrar que la hipótesis inicial no era válida.
Habría sido muy sencillo hacerlo, pero no lo hicieron. Todos siguieron insistiendo en validar su hipótesis en lugar de invalidarla. Así son las cosas.
La mejor decisión
La mejor decisión puede ser la tuya. Quizá, pero debes tener cuidado. Hay muchas probabilidades de que tú y todos estemos sesgados por nuestras ideas.
Cuando esto ocurre vamos a buscar cualquier evidencia que pueda demostrarlas. Nos vamos a llenar de argumentos hasta arriba y vamos a defender nuestras ideas cargados de razón.
Pero esta razón no es la razón. Esta razón es nuestra razón y nuestra razón no tiene que ser la mejor fórmula para tomar decisiones. En especial, las que afectan a nuestro negocio.
Salvador Figueros